Héctor Castro será recordado eternamente como una de las mayores glorias tanto de la Selección de Uruguay, como del club Nacional de Fútbol de su país, pero su vida no le hubiese llevado a este sitio de privilegio si no hubiera mostrado una increíble capacidad de superación luego de haberse amputado una de sus manos, concretamente la derecha, cuando apenas tenía 13 años de edad y una vida por delante en el deporte.
Castro, que nació en noviembre de 1904 en la capital de su país, Montevideo, comenzó a trabajar desde muy pequeño junto a su padre de origen gallego, cuando un accidente laboral con una sierra eléctrica que manipulaba a pesar de su corta edad, le cortó una de sus manos, al punto de que la misma debió ser quitada de raíz, quedando sólo un muñón en su lugar. Sin embargo, esto no haría más que forjar aún más un carácter de fierro en este pequeño destinado al éxito.
Es que era un momento de expansión del fútbol en toda Sudamérica, y las cualidades del pequeño Héctor eran visible para cualquiera que entendiera un poco de este insipiente deporte, al punto de que no se le negó incorporarse a las juveniles del desaparecido Athletic Club Lito de Montevideo, a pesar de su incapacidad física, y de hecho, sus primeros entrenadores le ayudaron a convertir su extremidad en un “arma mortal”, que utilizaría luego para darle el Campeonato del Mundo a su país.
martes, 30 de agosto de 2011
sábado, 27 de agosto de 2011
Marco Boogers, exilio de la Premier y el mito de la caravana
Marco Boogers había jugado anteriormente a la historia que nos llama, cerca de una década en la Eridivisie holandesa, con interesantes registro goleadores, y un estilo de juego muy similar al que hoy representa Dirk Kuyt. Sus pasos fueron, concretamente, por el DS ´79, FC Utrecht, RKC Waalwijk, Fortuna Sittard y Sparta Rotterdam, club desde el que fue transferido al West Ham, con 28 años, en un monto cercano a un millón de libras esterlinas, cuando también le pretendían el Everton, el Borussia Dortmund y el Napoli.
Incluso, fue destacado como el tercer mejor jugador de la Liga Holandesa ese año, pero su breve paso por la Premier estuvo muy marcado por el segundo encuentro que jugaría con la elástica de los "hammers", tras debutar contra el Leeds United. Boogers entró desde el banquillo, y cuando apenas llevaba algunos minutos de juego, realizó una terrorífica entrada sin sentido frente a Gary Neville, quien luego de ese encuentro permanecería lesionado por dos meses. “Pero él terminó aquel encuentros”, afirma aún hoy el delantero holandés en su defensa.
La prensa llegó a sugerir que Redknapp había contratado a Boogers especialmente para lesionar a un futbolista del Manchester United, e incluso la Federación Inglesa le suspendió por cuatro encuentros. Su regreso se produjo un mes después ante el Aston Villa, ingresó en el segundo tiempo y fue testigo privilegiado de la derrota de su equipo por 4 a 1. Su despedida -aunque él no lo sabía- fue entonces en diciembre ante el Blackburn, también con caída por 4 a 2.
Incluso, fue destacado como el tercer mejor jugador de la Liga Holandesa ese año, pero su breve paso por la Premier estuvo muy marcado por el segundo encuentro que jugaría con la elástica de los "hammers", tras debutar contra el Leeds United. Boogers entró desde el banquillo, y cuando apenas llevaba algunos minutos de juego, realizó una terrorífica entrada sin sentido frente a Gary Neville, quien luego de ese encuentro permanecería lesionado por dos meses. “Pero él terminó aquel encuentros”, afirma aún hoy el delantero holandés en su defensa.
La prensa llegó a sugerir que Redknapp había contratado a Boogers especialmente para lesionar a un futbolista del Manchester United, e incluso la Federación Inglesa le suspendió por cuatro encuentros. Su regreso se produjo un mes después ante el Aston Villa, ingresó en el segundo tiempo y fue testigo privilegiado de la derrota de su equipo por 4 a 1. Su despedida -aunque él no lo sabía- fue entonces en diciembre ante el Blackburn, también con caída por 4 a 2.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Luciano Re Cecconi, el trágico destino del “ángel rubio”
Nacido el 1 de diciembre de 1948 en el barrio de Nerviano, Milán; Luciano Re Cecconi supo convertirse, durante la década de los ´70, en uno de los niños mimados de un Lazio que arrebató el Calcio a los grandes del norte hasta que una muerte absurda, propia de su simpática carácter, le terminaría cortando una carrera que tenía aún mucho más por ofrecer. Una muestra más de que cuando el destino está marcado, y la tragedia se cierne sobre él, poco importa la calidad humana en cuestión.
Hijo de un albañil que mantenía como podía a su familia, Luciano comenzó desde muy chico a trabajar como carrero junto a su primo para ganar algo de dinero, y de esa manera poder comprarse los botines que necesitaba para jugar al fútbol en los campos de las afueras de Milán, donde se crió. Allí comenzaría a transformarse en aquel mediocampista todoterreno que tanto apreciaban sus compañeros por su despliegue. “Cuatro pulmones” le decían.
Hijo de un albañil que mantenía como podía a su familia, Luciano comenzó desde muy chico a trabajar como carrero junto a su primo para ganar algo de dinero, y de esa manera poder comprarse los botines que necesitaba para jugar al fútbol en los campos de las afueras de Milán, donde se crió. Allí comenzaría a transformarse en aquel mediocampista todoterreno que tanto apreciaban sus compañeros por su despliegue. “Cuatro pulmones” le decían.
lunes, 22 de agosto de 2011
Gianluca Signorini, “il capitano” del Genoa, y la sombra de los fármacos en el Calcio
Durante las décadas del ´80 y ´90, el fútbol italiano justificó su cartel de “mejor liga del mundo” en innumerables ocasiones. Varios de los mejores jugadores del momento, como Platini, Maradona y Van Basten se desempeñaron allí, pero pocas veces los titulares que anunciaban sus proezas se vieron entremezclados con las denuncias acerca del uso de fármacos y distintas drogas en el Calcio, que potenciaban el rendimiento de los futbolistas arriesgando su bienestar futuro, algo que muchos han denunciado más de forma reciente, o ante la seguridad de estar retirados y fuera del sistema.
Mientras tanto, en 1978 debutaba en la Primera División del club Pisa, en ese momento en la Serie C1 del fútbol italiano, un joven central de 18 años llamado Gianluca Signorini, que había nacido en la ciudad, y que se presentaba como una de las mayores promesas futbolísticas a nivel local. Sin embargo, su entrenador de aquel momento no le depositaba confianza, y por eso pasó a los pocos meses al Pietrasanta.
Mientras tanto, en 1978 debutaba en la Primera División del club Pisa, en ese momento en la Serie C1 del fútbol italiano, un joven central de 18 años llamado Gianluca Signorini, que había nacido en la ciudad, y que se presentaba como una de las mayores promesas futbolísticas a nivel local. Sin embargo, su entrenador de aquel momento no le depositaba confianza, y por eso pasó a los pocos meses al Pietrasanta.
sábado, 13 de agosto de 2011
Eliseo Mouriño, de Banfield a la eternidad
Eliseo Mouriño nació el 3 de junio de 1927 en Mataderos, Buenos Aires, Argentina. Hijo de Antonio Mouriño y su esposa Concepción, de orígenes españoles, el chico se ganó el apodo de “el gallego”. Quedó huérfano de padre cuando apenas tenía cuatro años, aunque para ese momento, ya se encontraba entre sus pertenencias un vieja pelota de trapo, su compañía inseparable.
Con la pérdida de Antonio, Concepción se trasladó junto con sus hijos al barrio de San Cristóbal, donde el pequeño Eliseo comenzó a jugar al fútbol, primero en los descampados de la zona, y más tarde formando parte del equipo local “Superclub”. Fue allí, de hecho, donde impresionó a sus primeros entrenadores por su facilidad para entender el juego, y predisposición a dar órdenes a sus compañeros de equipo.
Fue así que, tan pronto cumplió 14 años, fue llamado por el directivo de Superclub Emilio Ferrari, quien además trabaja en el Club Atlético Banfield como gerente del fútbol, organizó un partido entre la quinta división del “taladro” y los jóvenes amateur. Sorprendentemente, el equipo de Mouriño se impuso por 4 a 2, y tanto él como su compañero Jorge Ruiz, fueron fichados por Banfield.
Por aquel entonces, se dedicaba a transcribir piezas de música para piano, aunque ante el evidente futuro en el fútbol, declararía: “Tuve que dejar. Mi profesión es la de jugar al fútbol y tengo la obligación de dedicarme exclusivamente a ella. Si tuviese otra ocupación no podría darle al fútbol mis cinco sentidos y más de una vez en un partido mi cabeza estaría en otra parte y sólo mi cuerpo correría por la cancha”.
Con la pérdida de Antonio, Concepción se trasladó junto con sus hijos al barrio de San Cristóbal, donde el pequeño Eliseo comenzó a jugar al fútbol, primero en los descampados de la zona, y más tarde formando parte del equipo local “Superclub”. Fue allí, de hecho, donde impresionó a sus primeros entrenadores por su facilidad para entender el juego, y predisposición a dar órdenes a sus compañeros de equipo.
Fue así que, tan pronto cumplió 14 años, fue llamado por el directivo de Superclub Emilio Ferrari, quien además trabaja en el Club Atlético Banfield como gerente del fútbol, organizó un partido entre la quinta división del “taladro” y los jóvenes amateur. Sorprendentemente, el equipo de Mouriño se impuso por 4 a 2, y tanto él como su compañero Jorge Ruiz, fueron fichados por Banfield.
Por aquel entonces, se dedicaba a transcribir piezas de música para piano, aunque ante el evidente futuro en el fútbol, declararía: “Tuve que dejar. Mi profesión es la de jugar al fútbol y tengo la obligación de dedicarme exclusivamente a ella. Si tuviese otra ocupación no podría darle al fútbol mis cinco sentidos y más de una vez en un partido mi cabeza estaría en otra parte y sólo mi cuerpo correría por la cancha”.
jueves, 11 de agosto de 2011
Nikolai Trusevich y el FC Start, evasión o victoria
Leía el otro día en Marca una noticia acerca del cumplimiento de los 69 años del denominado “partido de la muerte”, del que nunca había escuchado hablar hasta ahora. En la misma, se especificaba que el encuentro había inspirado además la película “Evasión o Victoria”, que contó con el protagonismo de destacados actores, como Michael Caine, Sylvester Stallone y Max von Sydow, además de futbolistas reconocidos, como Bobby Moore, Pelé u Osvaldo Ardiles.
Me pareció imperdonable no tener mayores referencia acerca de este hecho, y por eso mismo me propuse investigar y buscar quienes había sido esos jugadores, o héroes, que se vieron involucrados en esta historia que, como tantas, demostró que el fútbol no puede separarse de las cuestiones políticas y sociales que atraviesan una época.
Aunque podría hablar de alguno de sus compañeros, voy a contar la historia desde el punto de vista de Nikolai Trusevich, a quien podríamos definir en principio como un guardameta de origen ucraniano, que defendía la portería del Dinamo de Kiev cuando estalló la Segunda Guerra Mundial.
Me pareció imperdonable no tener mayores referencia acerca de este hecho, y por eso mismo me propuse investigar y buscar quienes había sido esos jugadores, o héroes, que se vieron involucrados en esta historia que, como tantas, demostró que el fútbol no puede separarse de las cuestiones políticas y sociales que atraviesan una época.
Aunque podría hablar de alguno de sus compañeros, voy a contar la historia desde el punto de vista de Nikolai Trusevich, a quien podríamos definir en principio como un guardameta de origen ucraniano, que defendía la portería del Dinamo de Kiev cuando estalló la Segunda Guerra Mundial.
martes, 9 de agosto de 2011
Jacobo Urso, morir por San Lorenzo
Cuando uno habla del fútbol amateur en Argentina, pocos nombres son más representativos para los amantes de este deporte que el de Jacobo Urso. Nacido el 17 de abril de 1899 en Dolores, Provincia de Buenos Aires, fue uno de los doce hijos que tuvieron los inmigrantes italianos Jaboco Urso y Rosa Florio.
Su niñez estuvo rápidamente identificada al fútbol, un deporte que comenzaba a hacerse popular en el país a comienzos del siglo pasado, y que le atrapó conforme la vieja pelota de trapo que utilizaba rodaba en los baldíos que circuncidaban su barrio. Cuando tenía apenas nueve años, algún diario había anunciado la creación del club San Lorenzo de Almagro, al que se uniría en 1914, con edad de sexta categoría.
Luego de un año de haber jugado para el equipo junto a su hermano Antonio, Jacobo comenzó a destacar entre sus compañeros de división, y fue ascendido a la tercera, algo totalmente inusual para una época en la que los procedimientos de selección de juveniles se hacían de forma totalmente metódica.
Gracias a sus grandes actuaciones, llegó al primer equipo de San Lorenzo pocos meses después, y eso le valió ser el primer futbolista de esta institución en ser convocado a la Selección Argentina en 1919 y 1920, e incluso tuvo el honor de ser uno de los titulares en la inauguración del viejo estadio “Gasómetro”, el 7 de mayo de 1916 ante Estudiantes de La Plata, en un partido que ganó 2 a 1 con goles de Moggio y Fernández el conjunto local.
Su niñez estuvo rápidamente identificada al fútbol, un deporte que comenzaba a hacerse popular en el país a comienzos del siglo pasado, y que le atrapó conforme la vieja pelota de trapo que utilizaba rodaba en los baldíos que circuncidaban su barrio. Cuando tenía apenas nueve años, algún diario había anunciado la creación del club San Lorenzo de Almagro, al que se uniría en 1914, con edad de sexta categoría.
Luego de un año de haber jugado para el equipo junto a su hermano Antonio, Jacobo comenzó a destacar entre sus compañeros de división, y fue ascendido a la tercera, algo totalmente inusual para una época en la que los procedimientos de selección de juveniles se hacían de forma totalmente metódica.
Gracias a sus grandes actuaciones, llegó al primer equipo de San Lorenzo pocos meses después, y eso le valió ser el primer futbolista de esta institución en ser convocado a la Selección Argentina en 1919 y 1920, e incluso tuvo el honor de ser uno de los titulares en la inauguración del viejo estadio “Gasómetro”, el 7 de mayo de 1916 ante Estudiantes de La Plata, en un partido que ganó 2 a 1 con goles de Moggio y Fernández el conjunto local.
jueves, 4 de agosto de 2011
Helmut Haller, la victoria y la derrota en el camino de ida y vuelta a Augsburg
Considerado de forma unánime como uno de los grandes futbolistas de la historia de su país, Haller fue el antecesor del camino que seguiría posteriormente Gerd Muller, aunque tal vez el hecho de no haber sido campeón del mundo le jugara en contra a la hora de entender por qué tanta diferencia de reconocimiento entre uno y otro. De todas formas su trayectoria sí le ha valido para ser uno de los primeros jugadores destacados de su país, tras Ludwig Janda, Horst Buhtz y Horst Szymaniak, por ejemplo.
Haller, que nació en julio de 1939 en Augsburg, comenzó su carrera en el club de la ciudad que lleva su mismo nombre, habiendo ingresado a sus divisiones juveniles cuando sólo tenía nueve años de edad, y entendiendo una filosofía de lucha muy propia de aquel momento de la vida de post guerra en Alemania.
Allí rápidamente comenzó a destacar entre sus compañeros, al punto de ser incluido en el primer equipo de cara a la temporada 1956/57. Desde un primer momento ya había actuado en la posición de mediocampista ofensivo, que si bien hasta el momento no estaba tan delimitada en el fútbol internacional, comenzaba a hacerse un sitio gracias a la aparición de jugadores como Haller.
Haller, que nació en julio de 1939 en Augsburg, comenzó su carrera en el club de la ciudad que lleva su mismo nombre, habiendo ingresado a sus divisiones juveniles cuando sólo tenía nueve años de edad, y entendiendo una filosofía de lucha muy propia de aquel momento de la vida de post guerra en Alemania.
Allí rápidamente comenzó a destacar entre sus compañeros, al punto de ser incluido en el primer equipo de cara a la temporada 1956/57. Desde un primer momento ya había actuado en la posición de mediocampista ofensivo, que si bien hasta el momento no estaba tan delimitada en el fútbol internacional, comenzaba a hacerse un sitio gracias a la aparición de jugadores como Haller.
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