Hijo de un albañil que mantenía como podía a su familia, Luciano comenzó desde muy chico a trabajar como carrero junto a su primo para ganar algo de dinero, y de esa manera poder comprarse los botines que necesitaba para jugar al fútbol en los campos de las afueras de Milán, donde se crió. Allí comenzaría a transformarse en aquel mediocampista todoterreno que tanto apreciaban sus compañeros por su despliegue. “Cuatro pulmones” le decían.
Rápidamente un vecino de su barrio le llamó para que comenzase a jugar con otros pequeños en el San Hilario de Milán, de allí fue llamado al Aurora Cantalupo, y pocos meses después, el Pro Patria se fijó en su posible contratación. En este club realizó el último tramo de su preparación para convertirse en “profesional”, y el 14 de abril de 1968 debutó en el primer equipo, jugando en la Serie C del Calcio, muy amateur todavía.
En el Foggia |
Al año siguiente el entrenador Carlo Regalia le afianzó definitivamente como titular, y desde el espacio de líder en el mediocampo llegó a disputar 33 de los 38 encuentros de la temporada, transformándose en una de las revelaciones de la Serie C con apenas 21 años, y un talento que no entendía de categorías.
Fue entonces que el Foggia llamó a sus puertas. El equipo había estado en la Serie A hasta 1967, y en 1969 había jugado la final de la Copa Italia bajo la presidencia de Antonio Fesce y el técnico Tomasso Maestrelli, lo que parecía augurar un futuro mejor que se tradujo en un mercado de pases con la llegada de Re Cecconi como gran figura para intentar el regreso a Primera.
Una vez que se había puesto a punto físicamente, el joven mediocampista debutó con su nuevo club en la 11º jornada de la Serie B de la temporada 1969/70, ante el Perugia, completando finalmente una campaña con 14 encuentros como titular y un gol, que derivó además en el ascenso a Serie A nuevamente del Foggia.
Sin embargo, la campaña posterior a ésta no sería la mejor para el Foggia, que se vería entre los últimos de ta tabla de posiciones del Calcio, regresando a la Serie B por tener peor diferencia de gol que Fiorentina y Sampdoria. De esta forma, se puso en duda el futuro en el club de algunos de sus futbolistas, como el propio Re Cecconi, aunque finalmente permanecería en el mismo por otra temporada, en la que se convirtió en eje del equipo, que de igual forma finalizó octavo.
Pero ese año aparentemente perdido en la Serie B no sería uno más a la postre para el rubio mediocampista, ya que Maestrelli se había marchado a entrenar a la Lazio de Roma, y como primera condición pidió la llegada de Re Cecconi para fortalecer el mediocampo del conjunto capitalino.
Junto a Maestrelli |
Pero el gran momento de su carrera llegaría en la temporada 1973/74, cuando un espectacular equipo de la Lazio, que comenzaría a marcar época, se impuso en la Serie A a los hegemónicos equipos del norte que normalmente se imponían durante esa década. De hecho, tras perderse siete jornadas por lesión, logró convertirse en titular nuevamente, coleccionando 23 partidos con dos goles anotados.
Su gran momento de forma no pasó desapercibido entonces para Ferruccio Valcareggi, entrenador del seleccionado italiano, que le convocó para formar parte del equipo que representaría al país en la Copa del Mundo de Alemania. No obstante, la experiencia no fue buena para él, ya que apenas disputó algunos minutos en una Italia que, eliminada en primera ronda, fue una de las grandes decepciones de la competencia.
Igualmente, su calidad era innegable para cualquier compatriota, y el nuevo técnico del combinado, Fulvio Bernardini, le llamó para representar a Italia en un par de encuentros amistosos luego del Mundial, ante Yugoslavia y Bulgaria.
Lazio campeón 1973/74 |
A pesar de no tener que disputar entonces competencia europea, Lazio no repite la grandiosa campaña del anterior, logrando un cuarto puesto en la Serie A, donde de todas formas Re Cecconi logra destacarse entre sus compañeros.
Algo similar ocurriría en la temporada siguiente, pero siendo todo más dramático por la salida del entrenador Mestrelli, además de importantes jugadores, como Giorgio Chinaglia. Sin embargo, cuando el equipo corría riesgo de descenso, el propio Maestrelli regresó para tomar las riendas y recuperar el curso, aunque fallecería poco después, el 2 de diciembre de 1976, enfermedad que sufría y no había querido comunicar a sus jugadores. A la postre Lazio se salvaría por tener mejor diferencia de gol que el Ascoli.
De cara a la siguiente temporada, todos los hinchas se encomendaban definitivamente a lo que pudieran hacer en el terreno de juego Bruno Giordano y el propio Re Cecconi, quien justamente en el debut del equipo bajo las órdenes del entrenador Luis Vinicio, había debutado en la Serie A con una derrota por 3 a 2 ante la Juventus, en un encuentro en el que sin embargo el rubio marcaría el último gol de su carrera, una verdadera obra de arte.
Pero todo cambiaría en la tercera fecha del Calcio, cuando una dura entrada del futbolista del Bologna Tazio Roversi le provocaría una importante lesión en su rodilla izquierda, la que le demandaría varios meses antes de recuperarse de forma definitiva.
Su funeral congregó a miles de hinchas |
Aunque se trataba de una zona tranquila, Tabocchini había sido asaltado en numerosas ocasiones por aquellos meses. Re Cecconi no lo sabía, e intentó jugarle una broma haciéndose pasar por un ladrón, por lo que se tapó la cara, ingresó detrás del dueño del local, y le gritó: “arriba las manos!”, simulando tener un arma en su derecha.
Sin embargo, Tabocchini no era un fanático del Calcio y no reconoció al futbolista, al que no dudó en dispararle con su arma Walther 7,65, provocándole una herida que le significaría la muerte una hora más tarde, mientras era atendido en una clínica de Roma. A pesar de la actuación del fiscal Franco Morrone en el caso, quien pedía una pena de tres años, el joyero fue absuelto por actuar en “legítima defensa” 18 días más tarde.
Re Cecconi dejó no sólo una huella imborrable para los fanáticos de la Lazio, sino también a su familia, compuesta por su esposa y sus dos hijas, Cesarina Stefano y Francesa, mientras que sus restos fueron inhumados en el cementerio de Nerviano, su barrio natal.
Al poco tiempo Agostino D´Angelo, directivo del club romano y muy amigo suyo, creó la fundación que lleva su nombre para luchar contra la violencia en las calles de la capital; y en noviembre de 2003, una de las calles del barrio romano de Tuscolano pasó a ser denominada también Luciano Re Cecconi.
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