El sueco Erik Nilsson comenzó su carrera jugando para el conjunto del Limhamns IF, el más importante de la ciudad del mismo nombre, donde había nacido el 6 de agosto de 1916, destacando desde pequeño por su agilidad para recorrer el terreno de juego y fino toque con la pierna zurda, por lo que se le ubicó en la posición de lateral izquierdo, llegando a ser uno de los más grandes defensores de la historia de su país.
En 1934 fue contratado por el Malmö FF, uno de los clubes más importantes de la Liga local, en donde jugó hasta 1953 ininterrumpidamente. En ese lapso, disputó 326 encuentros, anotando apenas dos goles, pero contribuyendo de forma decisiva a la obtención de cinco campeonatos locales, y también cinco Copas de la Liga.
Representando a su nación, Nilsson vistió la camiseta sueca en 57 oportunidades, participando con éxito en una gran cantidad de torneos internacionales. El primero de ellos fue justamente el Mundial de 1938, en el que consiguió junto a sus compañeros un muy meritorio cuarto puesto en Francia.
Tras unos años sin torneos de relevancia por los hechos acontecidos en la contienda bélica, Suecia y Nilsson particularmente regresaron en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948, cuando marcó la historia de sus compatriotas, al obtener ni más ni menos que la medalla de oro en fútbol, derrotando a una poderosa selección de Yugoslavia en la final.Dos años más tarde, los nórdicos acudieron a la Copa Mundial de Brasil, competencia en la que el equipo finalizó tercero, por detrás de los locales y Uruguay, el campeón, en el grupo definitorio final. Muchos de los diarios y publicaciones que cubrieron el evento, no dudaron en ese momento en incluir a Nilsson como parte del mejor equipo del torneo, destacando especialmente su notoria incidencia en el juego, sumada a su capitanía, poco común para un defensor.
El anteúltimo agachado. Mundial 1950 |
Fue tal la actuación suya en esta competencia, que el Milan de Italia realizó una oferta por sus servicios, y cuando todo parecía encaminado a cerrarse, a un directivo se le ocurrió preguntar por su edad, y tras oír que tenía 34 años, inmediatamente cancelaron las tratativas.
Pero, aunque entonces no fue tema de conversación, este futbolista había instaurado en aquella cita un récord que comparte con el suizo Alfred Bickel, en cuanto a mayor cantidad de años pasados entre dos Mundiales disputados.
De todas formas, hilando fino, podría decirse que la marca pertenece, por una cuestión de días, a Nilsson, quien esperó 12 años y 6 días para regresar a la competencia más importante del fútbol a nivel mundial, entre el 19 de junio de 1938 y el 25 de junio de 1950. Además, ese año fue escogido como el mejor jugador sueco de la temporada, con el premio “Guldbollen”.
A los dos años, ya cerca del retiro pero encumbrado como uno de los líderes futbolísticos de Suecia, participó en los Juegos Olímpicos de Helsinki, Finlandia, donde logró la medalla de bronce, al derrotar en el encuentro por el tercer puesto a Alemania Federal por 2 a 0.
Fallecido el 9 de septiembre de 1995, en 2003 fue incluido en el Salón de la Fama del Fútbol Sueco, y siempre sobresalió su fuerte personalidad, que muchas veces le hizo enfrentarse a periodistas, como en el mismo Mundial de Brasil, cuando le preguntaron qué opinaba cerca del partido, y respondió que no podía entender como un “profesional” no podía emitir su propio juicio de valor.
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