jueves, 3 de noviembre de 2011

Ion Oblemenco, figura del Universitatea Craiova

El FC Universitatea Craiova, un exitoso club rumano que atendió al esplendor de su equipo de fútbol en las décadas del ´70 y ´80, convirtiéndose por ejemplo en el primero en alcanzar semifinales de competiciones europeas, en la UEFA de la temporada 1982/83, se encuentra actualmente desafiliado de la Liga de su país, con motivo de la disputa judicial que mantiene con el entrenador Victor Piţurcă, ahora seleccionador local.

En sus conjuntos supieron brillar consagrados futbolistas, como por ejemplo Gheorghe Popescu, o Cristian Chivu, y sin embargo, su estadio, ubicado en el distrito de Dolj, lleva el nombre de Ion Oblemenco. Esto no es casual, se trata del máximo goleador en la historia de la institución, pero su vida, por muchas causas, merece ser analizada en detalle.

Hay que decir primero que este personaje nació en Corabia, Olt County, el 13 de mayo de 1945 comenzado su desempeño en un club de mínimo nivel profesional cuando tenía apenas 13 años de edad, concretamente el Progresul Corabia, el equipo más popular de los que abundaban en la región, y donde jugó hasta 1960.

En ese año llamó a su puerta el FC Electroputere Craiova, que ahora es denominado FC Caracal, y que le permitió conocer la ciudad en la que más tarde encumbraría su vida. A pesar de ser sólo un adolescente, comenzó a hacerse famoso en particular, por su potente disparo con la pierna izquierda, y confesó que muchas veces, siendo niño, había causado involuntariamente daños a sus compañeros por esta cualidad.

Luego de algunos años en este club menor, pasó al CS Craiova, que se había formado algún tiempo antes gracias a la unificación de dos de los equipos más populares de la ciudad, uno de los cuales era, claro, el Universitatea Craiova. Aunque formó parte del primer plantel, apenas si tuvo oportunidades de mostrar su juego, y por eso aceptó, en 1964, pasar al Rapid de Bucarest, donde se hizo conocido a nivel nacional, a pesar de haber sido habitual suplente hasta 1966.

El libro de su leyenda
No obstante, en ese año el Universitatea, ya de vuelta con su nombre original, lo “repatrió” para reforzar su ataque, y la apuesta no pudo haberle salido mejor, ya que al segundo partido, luego de debutar contra el Dinamo de Bucarest, convirtió dos goles frente al Jiul Petroşani. Esa primera liga siendo titular, la finalizaría con 17 anotaciones en 23 encuentros. A sus años 22 años, comenzaba a ser una figura para sus fanáticos, que lo apodaron “el artillero”.

En los años siguiente, conseguiría repetir esta gesta de ser el máximo goleador del campeonato local en sus ediciones de 1970, 1972 y 1973, con 19, 19 y 21 goles respectivamente. Incluso, en 1974 fue uno de los artífices de la obtención del título lograda por el conjunto de Craiova, que de esa forma cortaba la histórica superioridad del Steaua y Dinamo, ambos de la capital Bucarest.

Pero no todo en su vida era color de rosas. En 1972, más concretamente el 28 de octubre de ese año, había sufrido una grave enfermedad, con una úlcera péptica, que le tuvo debatiéndose entre la vida y la muerte. Contó su esposa, que mientras dormía, Oblemenco comenzó a pedir agua y alentar a sus compañeros como si estuviera en el campo de juego, delirando. Sin embargo, ese mismo octubre fue operado dos veces, y finalmente salvó su vida.

Incluso, fue tal la conmoción que causó su caso, que el periodista Marius Popescu escribió un libro acerca de sus días en el hospital, temiendo que muriera al poco tiempo. El mismo fue llamado “Ion Oblemenco si Campioana unei mari iubiri”, o “Ion Oblemenco, el Campeón de un Gran Amor”. Su vuelta, en marzo de 1973 ante su ex equipo, el Rapid, lo catapultó a la gloria, ya que anotó tres de los seis goles en la victoria 6 a 4 del Universitatea. Para entonces, ya había nacido la leyenda.

Ya como entrenador
Como vimos, luego de ese episodio, su carrera siguió siendo igualmente exitosa, al punto que junto a Ştefan Dobay y Dudu Georgescu conformó uno de los mejores ataques en la historia del equipo. Para 1978, cuando decidió dejar el Universitatea, llevaba anotados 170 goles en 272 encuentros por la liga local, aunque nunca fue convocado para la selección mayor de Rumania, algo que muchos consideran un gran pecado del fútbol nacional por aquellos años.

Su estela había sido tan grande, que incluso su ex compañero, Petre Deselnicu, declaró en tono de broma a la prensa: “he besado a Oblemenco más que a mi propia esposa, gracias a todos los goles que anotó para el equipo”. No obstante, aún con ganas de mantenerse en activo, se decidió a jugar en Segunda División con el FCM Galaţi, ya que no quería enfrentar a sus compañeros en Primera, pero en 1979 colgó las botas definitivamente, con apenas 34 años.

La estatua, en el estadio que lleva su nombre
Luego de ello, se decidió a comenzar una carrera como entrenador, tomando primero un cargo como ayudante en el propio Universitatea, junto al técnico Valentin Stanescu, con quien logró obtener la liga de 1980, justamente la segunda en la historia de la institución, y habiendo estado él presente en ambas.

Con la salida de Stanescu del cargo, fue designado como primer entrenador del equipo, logrando también consagrarse bicampeón en su primera experiencia seria, en 1981, y regalándose a su afición el tercer campeonato de la historia. Incluso, en esa temporada el club obtuvo también la Copa de la Liga, y llegó a los cuartos de final de la Copa UEFA, mientras que al año siguiente fue segundo a nivel nacional.

Luego de ello, tuvo otras experiencias, ya alejado del club de sus amores, entrenando al Chimia Ramnicu Valcea, y el Olt Scornicesti, ambos de Rumania, y el Hassania Agadir de Marruecos. Pero la tragedia le sorprendería en el extranjero, ya que en un encuentro con este equipo ante el Union Sidi Kacem, Oblemenco fallecería de un ataque al corazón, con sólo 51 años, el 1 de septiembre de 1996.

2 comentarios:

  1. Final repentino ,que sirvió para acrecentar la leyenda.
    Saludos

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  2. Así es, como muchas veces sucede, quien sabe si no hubiera seguido vivo, si el estado del equipo llevaría su nombre...

    Saludos

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