Porte nació en la ciudad de Libertad, departamento uruguayo de Durazno, presumiblemente en la última década del siglo XIX, aunque no hay datos certeros. Desde muy chico fue conocido por sus vecinos como “el indio” por sus constantes travesuras en terrenos del barrio que no invitaban demasiado a adentrarse en ellos. Al mismo tiempo, en uno de los tantos baldíos de la zona, comenzó a demostrar sus habilidades para el fútbol, que en aquel tiempo tenían mucho que ver con la técnica y la personalidad, más que con lo físico.
Porte llegó a debutar en Primera en el Colón Fútbol Club, que por aquel entonces era uno de los conjuntos más sobresalientes de Montevideo y ahora se encuentra en la Tercera División local. Esto sucedió en 1910, y sus actuaciones fueron de tan alto nivel, que a los pocos meses fue llamado para incorporarse a Libertad, también de de la capital uruguaya, y antes de finalizar el año, Nacional, el gigante del Río de la Plata, aún en ciernes, llamó a su puerta.
Cuando la siguiente temporada comenzó, Porte debutó en “el bolso” el 12 de marzo del año siguiente ante el Dublin, jugando como lateral derecho, en una de las típicas líneas de tres jugadores defendiendo que se utilizaban entonces. Desde ese día, y hasta el de su retiro, siempre utilizó la camiseta número 5 de Nacional que ya le pertenecía más a él que al propio club. La ascendencia que tenía sobre sus compañeros era tal que fue capitán durante las últimas cinco temporadas de actividad, hasta 1918.
Porte era especialmente soberbio a la hora de disputar el fútbol bien entendido. Era un hombre sumamente fuerte, y de un temperamento implacable, que además se caracterizaba por un juego aéreo temible, a pesar de que no era demasiado alto. En la marca era casi impasable, y con el tiempo pasó a jugar como mediocampista, ya que allí podía desarrollar una aún mayor incidencia en el juego del equipo.
A tal punto fue trascendente su nombre en las primeras páginas del fútbol uruguayo, que Porte fue partícipe fundamental en la consagración de su país como campeón de la primera edición de la Copa América, disputada en 1916 en Argentina.
Pero todo cambió cuando comenzaba a preparase la temporada de 1918. Nacional buscaba hacer algunos cambios en el esquema, y para eso habían contratado a Alfredo Zibechi, procedente de Montevideo Wanderers, para que ocupara la posición de Porte como titular en la mitad de la cancha. Para el ídolo se había reservado una posición de privilegio, pero en el banquillo, ya que se le consideraba más importante por sus aportes psicológicos que futbolísticos.
Vale aclarar que por aquella época, muy pocos equipos del Río de la Plata consideraban la figura de director técnico, y por eso las alineaciones eran armadas por la propia comisión directiva, que muchas veces se veía influenciada por el dinero desembolsado por los jugadores que contrataba. Tal era el caso de Zibechi, más allá de que claro que se trataba de un gran futbolista, como luego confirmaría, y Porte se despidió del fútbol el 4 de marzo de ese año ante el Charley. Nadie lo sabía.
Esa misma tarde, y luego del encuentro, algunos directivos de Nacional, con muy poco tacto, le advirtieron a Porte que muy probablemente no sería titular de ahí en más, y que debería esperar su posibilidad en el banquillo. No lo soportó. Por la noche, como se acostumbrada, todos los jugadores se reunieron para festejar la victoria del “tricolor” por 3 a 1 en ese encuentro, y cerca de la medianoche cada uno volvió para su casa. Excepto Abdón.
Al día siguiente, el canchero de Nacional realizó el macabro hallazgo del que ningún hincha del “bolso” hubiera querido enterarse. Severino Castillo, así se llamaba el hombre, encontró el cuerpo del mediocampista, con sangre en el lado izquierdo de su camisa, el revólver con el que se disparó en el corazón, y las dos misivas, que se hallaban en el interior del sombrero de paja que había usado aquella noche. Ninguna para su novia, con la que iba a casarse el 3 de abril. Su verdadero amor era el fútbol. Era Nacional.
“Querido Doctor José Maria Delgado. Le pido a usted y demás compañeros de Comisión que hagan por mí como yo hice por ustedes: hagan por mi familia y por mi querida madre. Adiós querido amigo de la vida” rezaba la primera carta, dirigida al presidente de la institución. Debajo, su nombre, y una firma con el resumen de su sentimiento por el club: “Nacional aunque en polvo convertido / y en polvo siempre amante / No olvidaré un instante / lo mucho que te he querido”.
El pueblo uruguayo en su totalidad se vio conmovido por la situación, al punto de que sus propios compañeros le llevaron flores, custodiaron el féretro durante todo el velatorio, firmaron un pésame colectivo y llevaron las fajas de la carroza fúnebre antes de dejarlo en el Cementerio de La Teja, donde también reposaban los hermanos Céspedes, ídolos de Nacional fallecidos de viruela años antes.
Fue tal el estupor causado por la muerte temprana de Porte, que muchos autores literarios se sirvieron luego de su obra para acercarla al público. Uno de ellos fue Horacio Quiroga, quien basándose en su vida escribió el cuento “Juan Polti”, y otro Eduardo Galeano, que en su recopilatorio de “El fútbol a sol y a sombra”, describió su historia bajo el título “Muerte en la cancha”.
Ya como homenaje al “indio”, de parte de los mismos hinchas de Nacional que lo había sabido idolatrar, se denominó Abdón Porte a una de las tribunas del escenario deportivo en el que abandonó la vida por propia cuenta. Incluso, aún en la actualidad, puede leerse una tradicional pancarta que en cada uno de los encuentros del “bolso”, reza: “Por la sangre de Abdón”.
Fuentes - [Wikipedia - Enrique Vila Matas - En Una Baldosa - Taringa]
Fuentes - [Wikipedia - Enrique Vila Matas - En Una Baldosa - Taringa]
Conocía el nombre de esa tribuna de Nacional, recién ahora entiendo el porqué. Realmente muy significativo. Buen trabajo.
ResponderEliminarGracias amigo, valoro mucho tu opinión, saludos!
ResponderEliminarUn hombre de fuertes convicciones, lo que hizo va ser muy difícil que se olvide.
ResponderEliminarSaludos
Sin dudas, además recomiendo para los que hayan leído la historia mirar también el video, es sumamente ilustrativo
ResponderEliminarQué bueno enterarse de estas cosas que no son habitualmente divulgadas por los medios masivos.
ResponderEliminarY qué bien escrito está el artículo.
Saludos.
EL 10 Y 10 MÁS
http://elgen10.blogspot.com/
Excelente artìculo Augusto! Un placer leer tan espectaculares historias del fùtbol
ResponderEliminarMuchísimas gracias a los dos por los elogios, de esta forma es muchísimo más fácil seguir trabajando para traerles las mejores historias, un saludo muy grande!
ResponderEliminarSoy hincha de peñarol tradicional rival de nacional. aca en uruguay es conocida la historia pero jamas la habia leido con tan detalle. Estos son los casos en que los clasicos se dejan de lado. paso hace un año con la muerte de Diego "oreja" Rodriguez. Jugador de nacional que tuvo un accidente en automovil yendo a entrenar no saliendo de noche. el futbol uruguayo estuvo de luto y peñarol se unio. Salud a todos. por mas historias
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