domingo, 11 de diciembre de 2011

Willie Johnston, un tipo especial

El nombre de Willie Johnson saltó a la fama durante el Mundial de 1978, cuando luego del enfrentamiento entre las selecciones de Escocia y Perú, aquel fino mediocampista fue mandado a su casa de nuevo por haberle dado positivo el control antidoping, en este caso por consumo de una sustancia denominada “Reactivan”, pero más allá de eso, las vicisitudes que marcaron su carrera fueron las propias de un tipo distinto, que deslumbró a quienes más cercanos a su locuras fueron.

Comenzando por el principio, debemos decir que Willie comenzó su carrera en el Rangers de su país, jugando casi siempre como extremo izquierdo, y en este club desarrolló buena parte de la misma, aunque algo alejado del sello distintivo de paranoicas acciones que lo caracterizarían cuando ya era un futbolista consolidado.

Su capacidad de desborde, en buena parte ayudada por sus condiciones físicas y técnicas, que le hacían uno de los jugadores más completos de Europa, le permitió disputar 211 encuentros con el equipo de Glasgow, en los que convirtió 89 goles. Además, en su último año en la institución formó parte del conjunto que se consagró campeón de la Copa de Europa de 1972, derrotando en la final de la competencia al Dinamo de Moscú por 3 a 2 con dos goles suyos, siendo el único escocés en anotar por duplicado en una instancia definitiva en el viejo continente.

Su salida del Mundial de1978
Luego de ello, aprovechando que su figura se había hecho conocida internacionalmente, firmó un contrato por un mes con el Hakoah Sydney, hoy denominado Sydney City Soccer Club. A su regreso, todo estaba listo para su transferencia al West Bromwich Albion, que le permitiría probar suerte en la Premier League, y le costaría a los ingleses 138.000 libras esterlinas, récord momentáneo del club.

En este club también se transformó en uno de los futbolistas emblemáticos, y por tal motivo permaneció en el mismo siete temporadas, hasta 1979, en las que registró 207 partidos disputados, aunque en este caso con apenas 18 goles convertidos.

Sin embargo, su incidente en el Mundial de Argentina le había jugado en contra, a pesar de que juró por su inocencia miles de veces, y su nivel comenzaba a decrecer, por lo que aceptó una oferta del fútbol norteamericano, y más concretamente, de los Vancouver Whitecaps. La Federación le vetó de por vida para representar a su país, y perseguido, decidió marcharse.

En Estados Unidos fue justamente donde cosechó esa fama de “loco” que le acompañaría el resto de su carrera, cuando en una ocasión, al convertir un importante gol para Vancouver, salió feliz a festejarlo con el banco de suplentes, para enterarse luego de que en realidad, en medio de la emoción, había abrazado a sus rivales.

Por si fuera poco, en un encuentro local ante el San José, cuando se disponía a patear un córner, y ante la evidente mirada del árbitro, se acercó a una de las tribunas del estadio, bebió de una botella de cerveza que había en las gradas, y sólo entonces lanzó el balón. La maniobra no pudo ser más afortunada, ya que el tiro de esquina terminaría en gol de su equipo.

En la actualidad, junto a su bar
Luego de esa temporada en Estados Unidos, regresaría a la isla, para jugar primero como cedido en el Birmingham, y luego regresar en 1980 al Rangers, donde apenas si jugó, pero se encontró con la afición que le había adorado años atrás. Sin embargo, sus actuaciones desopilantes no conocerían de fronteras.

De hecho, en un encuentro ante el Aberdeen, un jugador rival debió ser reanimado mediante respiración boca a boca, luego de que Willie lo chocara intencionalmente. Como defensa, nuestro protagonista argumentó que en realidad había ido con tal dureza en búsqueda de la pelota, porque creía que el rival en cuestión era William Miller, el emblemático portero del Aberdeen por aquel entonces. Esto dio lugar, en buena parte, a una tradición de “clásico moderno” entre los dos clubes.

Pero “Bud”, como se le conocía cariñosamente, ya había pasado por experiencias amargas anteriormente, cuando fue suspendido por 63 días tras un intento de agresión a Alex Forsyth.

Posteriormente, Johnston regresó a Vancouver, y más tarde también jugaría en el Heart of Midlothian, de Escocia; el South China AA; y el East Fire, también de Escocia, donde se retiraría en 1985.

En 2004, ya alejado totalmente del fútbol, Willie fue nombrado por los fanáticos del West Bromwich como el 16º mejor jugador de la historia del club, y en la actualidad, vive en la ciudad de Kirkcaldy, donde su hijo Dean atiende un pub, “The Port Brae” en el que se incluyen muchos de sus recuerdos sobre su paso por los terrenos de juego alrededor del mundo.





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