miércoles, 30 de marzo de 2011

Lucien Laurent, nace el mito Mundial

Si bien la mayoría de los aficionados del fútbol probablemente no registren el nombre de Lucien Laurent, luego de leer este artículo seguro el mismo quedará en la memoria de más de uno, ya que se trata de quien convirtiera ni más ni menos que el primer gol de la historia de los Mundiales.

Nacido en Saint-Maur-des-Fossés en diciembre de 1907, este futbolista nunca se tomó su deporte favorito como un trabajo, algo consonante con la época en la que se vivía. De hecho, pese a su juventud trabajó desde pequeño en la fábrica automotriz de Peugeot, formando parte, eso sí, del equipo de la empresa.

No obstante, por aquel entonces comenzó a hacerse famoso por sus cualidades para el fútbol, las demostradas especialmente en los terrenos del club CA Paris, motivo por el cual lo fichó el Sochaux en 1930, aunque sin pagarle un centavo por sus servicios. El traspaso le hizo ganar fama a nivel nacional, y consecuentemente el llamado a la Copa Mundial de ese año en Uruguay.


Laurent accedió a concurrir al evento, aunque con la condición de que se le pagase el sueldo mínimo y se le otorgara licencia en Peugeot, para de esa forma no regresar sin dinero a su tierra. “Era como un campamento de vacaciones” recordaba en una de sus últimas entrevistas al ser consultado sobre el viaje de cerca de un mes hacia Sudamérica donde, no obstante, su nombre recorrería el mundo.

Es que en el encuentro que enfrentaba a México y Francia, los europeos se adelantarían en el minuto 19 con un gol de volea de nuestro protagonista, que explica muy bien en el video como se sucedió la jugada. “Nuestro portero sacó hacia el defensa central, quien habilitó a nuestro extremo derecho -Liberati-, éste recortó al defensa lateral y envió un centro cruzado que rematé de volea al ángulo desde unas 12 yardas” afirmó al diario The Independent.

“Por supuesto, yo jamás imaginé la trascendencia del hecho. Recuerdo que cuando llegué a casa, sólo apareció una pequeña mención en alguno de los periódicos” aseguró él mismo. Es que Francia había quedado eliminada en primera ronda, y el entusiasmo de los galos con el fútbol estaba por el piso.

Luego de ello, jugaría para otros varios equipos franceses, como el Mulhouse, o el famoso Stade Rennes y el Racing de Estrasburgo, además de su vuelta al AC Paris. A pesar de mantener en buena parte su nivel futbolístico, una lesión le privó de disputar el mundial de Italia en 1934. No obstante, no sería la última vez que defendiese los colores de su patria.

Es que al estallar la Segunda Guerra Mundial, y considerando que se había enlistado en el ejército francés, fue llamado al frente de batalla. Allí sería tomado como prisionero por los alemanes en 1942, y retenido como prisionero en un campo de concentración por tres años. Al regresar a su país tras la contienda bélica, regresaría también al fútbol, jugando tres temporadas para el Besançon.

Tras su retiro, en 1946, Laurent se dedicó especialmente a entrenar equipos, entre ellos justamente el Besançon, además de otros trabajos menores, con los que logró mantener una situación económica estable. En 1998, fue el único futbolista francés de 1930 en observar a su selección Campeona del Mundo, estando incluso presente en el estadio.

Fallecería más tarde, el 11 de abril de 2005, en la ciudad que lo había adoptado futbolísticamente, Besançon, llevándose consigo un grito de gol que permanece vivo cada vez que se disputa el torneo más importante del deporte más hermoso del mundo.




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